No quiero ser tu amigo,
besar tus mejillas y no tus labios.
No quiero estrechar tus manos
si puedo hacer temblar tus caderas.
Quiero tenerte entera:
sentir tu aliento subir y bajar.
Pero tú no vienes cuando te llamo.
No, no quiero ser tu amigo.
No quiero ser tu amigo:
creí haber dejado eso en claro.
No puedo hacer que me ames más,
rompo mis manos a las puertas del cielo.
Mi ángel se fue, aguanté la caída.
Una corona de conmociones cerebrales
era todo lo que llevaba puesto
cuando mi cabeza conoció al suelo.
No, no quiero ser tu amigo.
Dale licencia a mis manos errantes,
y déjalas ir arriba y abajo,
en medio, atrás y adelante...
Y a todas tus partes secretas
no puedo ni voy a ignorarlas.
Los signos dispersos
y las pistas susurradas
son indelebles como cicatrices,
tatuajes y rastros de lágrimas,
son iguales a ti y a mí,
a la sonrisa, a la risa,
a la burla y al beso...
No, no quiero ser tu amigo:
no puedo creer en algo así.
No quiero ser tu amigo,
¿olvidaste todo lo que te he escrito?
Las declaré frente al mundo entero,
las firmé con sangre en tu garganta.
Perdí mi buena onda, dejé de ser chido.
Pensé que habíamos quemado el libro de reglas.
Y ahora estoy aquí, haciendo el ridículo.
Lo único que quiero es hacerte el amor.
lunes, 16 de marzo de 2015
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